Chaco continúa en alerta amarilla por calor extremo: temperaturas cercanas a los 42°C
Chaco permanece bajo alerta amarilla por calor extremo, que afecta a gran parte del norte argentino. El SMN advierte sobre el riesgo para la salud, especialmente para niños, adultos mayores de 65 años y personas con enfermedades crónicas.
La provincia del Chaco sigue bajo alerta amarilla por el calor extremo que afecta a gran parte del norte argentino. Este jueves, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) mantiene la alerta vigente, advirtiendo sobre el riesgo para la salud que representan las altas temperaturas, especialmente para los grupos más vulnerables, como niños, niñas, adultos mayores de 65 años y personas con enfermedades crónicas.
El día comenzó con una temperatura de 22.5°C en la capital chaqueña y rápidamente la sensación térmica se elevó a 28°C a las 8 de la mañana. A medida que avanzó la jornada, las temperaturas alcanzaron su punto máximo, con una máxima de 39°C, aunque las sensaciones térmicas que superaron los 42°C debido a la alta humedad.
El cielo de la ciudad se encuentra parcialmente nublado, con vientos suaves provenientes del este a 5 km/h y una humedad del 24%, lo que contribuye a la sensación de calor agobiante. Si bien las condiciones actuales no presentan lluvias, se prevé que la ola de calor continúe hasta que los fenómenos meteorológicos cambien y se registren precipitaciones que ofrezcan algo de alivio.
Según el SMN, las altas temperaturas son propias de una ola de calor que está afectando no solo a Chaco, sino a otras provincias del norte argentino, como Formosa, Salta, Jujuy y Santiago del Estero. La alerta amarilla también está vigente en estas regiones, donde se advierte que las temperaturas extremas pueden ser peligrosas si no se toman precauciones.
Recomendaciones
El SMN insiste en la importancia de evitar la exposición al sol en las horas de mayor calor, mantenerse hidratado y procurar la protección de los más vulnerables ante los efectos del calor. Especialmente en los casos de los adultos mayores, niños y personas con enfermedades crónicas, que son más susceptibles a sufrir golpes de calor o deshidratación.