Un mes de dolor: la trágica pérdida de dos jóvenes de 21 años que marca a la UNNE
En tan solo 33 días, la Facultad de Humanidades perdió a dos jóvenes estudiantes de Comunicación Social, Juan Pablo Ramos y Sol Aimé Muñoz, quienes fallecieron en circunstancias trágicas, dejando una profunda huella en la comunidad educativa.
Un mes y tres días. En ese breve, pero desgarrador lapso, la comunidad educativa de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) se vio sacudida por un dolor tan profundo que resuena aún en cada rincón de la institución. Dos jóvenes ambos de 21 años y estudiantes de Comunicación Social, perdieron la vida de manera trágica y repentina, sus sueños y proyectos apagados en circunstancias tan inusuales como devastadoras.
El primer episodio ocurrió el 23 de noviembre, una madrugada que quedará marcada en la memoria colectiva de la universidad. Juan Pablo Ramos, un joven oriundo de Formosa, se despidió de sus amigos para ir al baño en el Parque Camba Cuá, en Corrientes. Nadie imaginó que esas serían sus últimas palabras. Cuando pasaron horas sin noticias de él, el desconcierto dio paso a la angustia. Fue entonces cuando sus amigos, desesperados, realizaron la denuncia. La Policía revisó las cámaras de seguridad y lo que encontraron fue aterrador: Juan Pablo había ingresado a una casilla del parque y nunca más salió. El misterio se profundizó cuando, tras varias horas de búsqueda, se descubrió que el joven había caído en un pozo de agua dentro de esa casilla.
A tan solo 33 días de esa tragedia, otro golpe devastador sacudió a la comunidad. El 27 de diciembre, Sol Aimé Rosana Muñoz, también de 21 años, perdió la vida en un incendio en su hogar, en la localidad de Castelli, Chaco. El fuego arrasó con la casa, atrapando a Sol en su habitación. Los testimonios coinciden en que, hasta ese momento, no había indicios de peligro, pero de repente, las llamas se desataron con furia, consumiendo todo a su paso. Los intentos por rescatarla fueron inútiles. Cuando los Bomberos llegaron, encontraron la habitación completamente calcinada y el cuerpo de Sol Aimé sin vida.
Ambos, Juan Pablo y Sol Aimé, dos estudiantes de la misma carrera, se fueron de este mundo en circunstancias tan extraordinarias como incomprensibles, separadas por apenas un mes y tres días, pero unidas por el destino trágico que se llevó sus vidas. A pesar de la diferencia en los lugares y las causas de sus muertes, el legado de ambos es el mismo: "Una pasión profunda por la comunicación, el deseo de transformar el mundo y la energía que irradiaban en cada conversación, en cada proyecto", tal como expresaron sus allegados y la misma institución.
