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Viernes 31 de Enero, 2025
 
 
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Carla Portaluppi

Periodista

Merendero solidario y espacio contención: la historia de "Ollita Solidaria" y los niños a los que asiste

Se trata de un comedor comunitario formado por dos amigas en Villa Don Andrés que cada miércoles y sábado, brindan un plato de comida a unos 50 niños, ofreciendo además espectáculos artísticos y actividades de integración, en un espacio construido a base de donaciones y solidaridad.

Comer en la mesa de nuestro hogar es algo bastante común para un gran número de ciudadanos, ya sea clase media, baja, o alta, sin embargo, esta realidad no se replica para todos. Realizar cuatro comidas al día y dentro de su casa, es imposible para algunos niños de los sectores más vulnerables de nuestro país. Es allí cuando aparecen los comedores populares, espacios solidarios, donde se brinda un plato de comida, y muchas veces se convierten en lugares de contención social para los chicos y hasta sus padres.

Evelyn García y Maria Ferrazano, son dos amigas que decidieron aportar su granito de arena a esta causa, y en 2020 iniciaron con "Ollita Solidaria de Corazón", una iniciativa itinerante para ayudar a los merenderos de Resistencia en donde iban cocinando por diferentes barrios.  Sin embargo, esa dinámica no les gustó lo suficiente y decidieron buscar un lugar fijo donde cocinar y llegaron así a Villa Don Andrés.

Las amigas arribaron al barrio y sin todavía conocerlo, una le dijo a la otra "este es el lugar". Fueron allí porque "nos dijeron que acá había mucha necesidad", contó María. Así avanzaron hasta que vieron la casa, rancho de Cristina, quien les brindó el espacio donde instalar definitivamente su ollita solidaria y así hace ya cuatro años que brindan una comida a alrededor de 50 niños cada miércoles y sábado.

"Caímos acá y golpeamos las manos y dijimos ‘hola señora ¿podemos cocinar acá?’ Y nos dice ‘si’, sin problema ella nos abrió las puertas", recordó María y continuó: "Esto era una casa rancho con condiciones muy precarias, no había techo, no había galería, ni baño tenía, nada". En ese tiempo, "cocinábamos poniendo unos andamios y los días que llovía unas chapas".

Ante esta situación las amigas rememoran que comenzaron a "molestar a todo el mundo" para poder mejorar las condiciones edilicias del lugar, "así fuimos gestionando, hablamos a particulares, públicos, a todos". Y destacan que "con mucho apoyo privado podemos tener hoy en día este espacio". Ahora la casa de Cristina tiene una galería, un baño casi terminado con azulejos, para darles así un espacio cómodo y seguro a los chicos.

En este punto, María y Evelin aclaran que "no solo queríamos dar un plato de comida a los chicos", sentían que necesitaban "algo más". De esa manera crearon "un merendero artístico, un merendero ‘mágico’". Cuentan así que en ese espacio "siempre hay un espectáculo". Y todo es "a través del amor y la solidaridad". María que también es docente de baile relata que al merendero "vienen profesores, de teatro, bailarines músicos, títeres"  y aclara, " esos mismos espectáculos que están en el teatro, están acá", y que esta decisión la tomaron por "la dificultad que los chicos tienen para acceder a un mundo cultural", aseguran que "es muy difícil trasladarse, en horarios difíciles, el colectivo no entra en cualquier horario al barrio, o por ahí ellos no se enteran de las actividades o los padres no pueden llevarlos, entonces como no pueden ir. Nosotros les traemos los espectáculos y siempre le pedimos a los artistas que sea el mismo espectáculo del centro, porque ellos se merecen lo mismo que todos los niños".

Y tal como sucede con los artistas, ocurre con los demás ciudadanos que colaboran con el espacio: "Este es un merendero solidario", porque "todo lo que se ve acá se hizo con donación de gente, todo es aporte solidario". Las amigas rememoran que "al principio la gente nos traía un arrocito, un pollito, porque estaba muy difícil la situación y así de a poco con pequeñas cosas hicimos un montón".

Para sacar adelante el merendero, durante todos estos años, las organizadoras consiguieron "mucha gente que les dice ‘yo todos los meses te voy a donar tanto’. Entonces nosotros ya sabemos que tenemos eso básico. Después debemos cubrir la verdura diaria porque se ocupa mucho, 5-6 kilos de cebolla, papas, mandioca, cocinamos con lo que hay". Y aseguran, "todo el tiempo le hablamos a nuestros amigos y ellos les cuentan a otro y así nos llegan cosas. Así sea dos paquetes de yerba nos sirve o libros, hay mucha gente que nos dona libros, juguetes, ropa". 

De esta manera y gracias a la colaboración comunitaria, Ollita Solidaria de Corazón funciona los miércoles y sábados "porque para venir todos los días no tenemos la mercadería", donde asisten unos 50 niños. "Todos del barrio, de acá a la vuelta, dos cuadras como mucho, no más que eso", aclara Evelin.  

Tal como se mencionó previamente en el merendero, no solo se brinda un plato de comida. "Este es un lugar de contención. Les hablamos y les decimos "no hay que pelearse, no hay que robar, no hay que llevarse las cosas’". Además, "les enseñamos el respeto por el lugar, mantener limpio, ellos toman la leche y tienen que dejar la taza en el lugar, no romper las cosas, porque todo lo que tenemos acá es por la solidaridad".

CÓMO SE LLEVA ADELANTE UN MERENDERO

En Ollita Solidaria de Corazon cuentan Evelin y María "hacemos siempre un guiso, con papas, cebollas, zapallo, zanahoria, siempre pollo, le solemos poner lentejas o garbanzo con arroz, fideos o polenta". Existen algunas ocasiones especiales, "si conseguimos donaciones, los sábados hacemos una hamburgueseada, si en una fecha patria y nos donan hacemos locro". Particularmente en las festividades como "el día de las infancias, reyes, navidad, tratamos de hacer campañas, puede surgir el 25 de mayo, el día de la tradición y bueno así organizamos el evento".

Además, destacan que "el merendero nunca para, haga frío, llueva, igual venimos y los nenes también porque ellos nos están esperando en la esquina ya". 

Y tal como mencionaron previamente, "para venir todos los días no tenemos la mercadería, porque hoy en día está muy difícil". Comentan que actualmente, la bolsa de cebolla supera los 23 mil pesos, "a veces nos donan dinero, pero la mayoría de las veces no. Lo que sí donan es ropa, que antes la regalábamos, ahora la vendemos y con esa plata compramos las verduras" y destacan que "una bolsa de cebolla por ejemplo sirve para 3 cocinadas".

"Ocupamos las ollas de 50 litros, en esas se hace la mitad de leche o de mate cocido a veces tenemos para hacer chocolatada. Además,se hace el estofado, se cocina en el fogón, en una olla preparamos la salsa y en la otra el agua para los fideos, le ponemos mucha madera y leña y ya le encontramos la vuelta para hacer en cantidad", contaron.

Uno de los alimentos más utilizados es la leche en polvo que decidieron incorporarla por su"valor nutricional", aunque "nos costó que se les incorpore el hábito de tomar leche porque aman el matecocido".

La rutina es la siguiente:  los miércoles tienen desayuno y almuerzo y alguna actividad (pintura, dibujo, etcétera). Los sábados se hace un desayuno con actividad, y siempre hay almuerzo, si justo aparece una donación buena, hacemos una comida. Sin embargo, la idea es siempre compartir algo, así sea una golosina, una galletita.

Y nuevamente, destacan allí no solo se come, "también repartimos libritos de cuentos, ellos nos piden, se enamoran de los libros, nos piden los manuales para la escuela, o materiales, útiles como carpetas, nosotros con eso los ayudamos, esas cosas les damos".

Buscan que en cada jornada los chicos desarrollen alguna actividad de integración, como leer, pintar o dibujar, pero, "a la vez cocinamos, y también somos las maestras,  al mismo tiempo estamos coordinando quien va a ir a buscar las cosas que nos donan". 

CÓMO LLEGAN LOS CHICOS AL MERENDERO 

"Vienen solos ", cuenta Evelin, y ambas resaltan: "No conocemos a los padres" y esto es porque "no se acercan, son muy pocos los que vienen". 

Si bien son chicos que llegan hasta allí solos, sin compañía de los adultos, son niños pequeños, desde los 3 a 14 años aproximadamente. 

Los chicos desde las 8 seguro están esperando en la esquina y corriendo ayudan a María y Evelin a buscar las cosas y así todos llegan juntos a la casa de Cristina, donde pasan la mañana, hasta las  12:30 o 13, luego en un recipiente se llevan la comida a sus casas.

Finalmente, Cristina Casco la mujer que abrió las puertas de su hogar para darles lugar a estas amigas que decidieron hacer Ollita Solidaria de Corazón, donde también sus hijos disfrutan el espacio, cuenta que le hace feliz ese lugar y poder ayudar a la gente y finalmente antes solo "cocinaba guiso y esas cosas", y con la llegada de Evelin y María a su vida aprendió mucho

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