En el país donde 1 millón de chicos saltean comidas, la desnutrición infantil es una enfermedad frecuente

UNIFEC Argentina alertó que en nuestro país al menos un millón de niños se va a dormir sin cenar, panorama que se vuelve aún más alarmante si a esa cifra le sumamos que 1.500.000 chicos se saltean al menos una comida al día, lo que puede generar daños severos en la salud de los pequeños.

La razón por la que esto sucede es la pobreza, según informó la Universidad Católica Argentina el 62,9% de los niños y adolescentes son pobres en nuestro país y el 16,2% se encuentra en la indigencia, lo que representa más de 7 millones y medio de chicos de 0 a 17 años en esta situación. Cabe destacar, además, que el Gran Resistencia es el aglomerado urbano más pobre de todo el país. Estas cifras son las más altas registradas desde 2010. 

Entonces en Argentina, la seguridad de las infancias, tanto su presente como su futuro se ve afectado por la situación económica que atraviesan sus progenitores, quienes no son capaces de cubrir las necesidades básicas de los pequeños. Tal es así que unos 4.5 millones de padres y madres deben saltear alguna de sus comidas porque priorizan que sus hijos puedan alimentarse.

Actualmente en nuestro país, que todos los integrantes de una familia logren realizar las cuatro comidas al día se vuelve lamentablemente una utopía. Y aparece la desnutrición  como una de las grandes problemáticas que afecta a los niños. Juan Andrés Sandoval, médico pediatra del Hospital Pediátrico de Resistencia informó que en sus pacientes esta condición se presenta muchas veces y comentó, además, que esta es la enfermedad no transmisible más frecuente. 

En diálogo con Diario TAG el pediatra informó que la desnutrición infantil está presente tanto en Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones y que más allá de cualquier tipo de afectación que los pacientes pueden consultar, se ven muchísimos cuadros como este, también en niños que vienen desde en interior de la provincia ya que "no pueden cubrir sus necesidades básicas debido a diferentes motivos, uno de los cuales podría ser el económico". 

En ese sentido, Sandoval explica que "mucha gente que no conoce específicamente lo que es una desnutrición porque lo viven habitualmente como una forma de vida" y algunos progenitores creen "entre grandes comillas que su hijo está ‘sano’" cuando la realidad es que no y al entrevistarse con esos padres de puede notar que los niños tienen "falencias en la alimentación inclusive desde recién nacidos", falencias de las que no se tienen noción por "cuestiones 100% culturales".

En esa misma línea el médico explicó que un paciente desnutrido "se puede detectar de muchas maneras", y que usualmente los profesionales de la salud lo pueden captar con "solo mirarlo". Lo que lleva a notar este cuadro es:

 

"Un paciente muy adelgazado, con resaltos óseos, se marcan mucho lo que son las zonas de las clavículas de las costillas, la columna vertebral, vemos a un niño muy panzoncito, también la zona glútea con piel colgante que no tienen relleno de lo que es toda la parte adiposa y muscular, mucho consumo de músculo, bracitos y piernitas muy flaquitas". 

 

De igual manera, se debe tener en cuenta que estas no son las únicas características de develan una desnutrición ya que, muchas veces se observa "un niño muy rellenito que uno lo ve y dice ‘uy que saludable’ porque tiene buen peso y es cachetón con muchos rollitos en las piernas y en los brazos", pero el médico aclara que esto es "lo que mal llamamos como ‘paciente sano’, cuando en realidad, cursan una "desnutrición oculta porque a nivel proteico en los análisis de sangre o estudios complementarios se puede ver la falta de proteínas en sangre".

Una vez que la desnutrición se detecta, es importante conocer cuáles son las consecuencias de esta enfermedad en la vida de los más chicos, en ese sentido, el pediatra responde que se puede generar "un mal desarrollo muscular óseo, pero por sobre todo inmunitario, que es lo más importante, ya que la desnutrición hace que el chico se vuelva inmunocomprometido con defensas bajas ".

La desnutrición, entonces, afecta directamente las pautas del desarrollo de los infantes y esto se observa "cuando es bebé y vamos siguiendo su desarrollo, a 3, 6 y 12 meses vemos que hay niños que les cuesta sostener la cabeza, les cuesta sentarse".

Es importante resaltar que, como se mencionó anteriormente, la falencia en la alimentación no sólo genera consecuencias físicas, sino también el progreso intelectual puede verse afectado. En cuánto a este punto, el médico comentó: "En un pequeño bien alimentado, se ve un avance en su neurodesarrollo psicosocial e intelectual mucho más rápido".

Justamente, las deficiencias en las proteínas "afecta a todas las células del cuerpo que generan un decrecimiento en el desarrollo en general" explica el médico, y es así que "vemos que un chico mal nutrido puede tener este tipo de afectaciones y a los chicos más grandes inclusive también van como dos o tres pasos más atrás en la escolaridad en comparación con un chico, que puede tener cubiertas sus necesidades básicas".

Si bien, la desnutrición es una enfermedad en sí misma, esta condición puede generar otras afectaciones en los niños, en principio una malnutrición que puede derivar en anemia,celiaquía,  afecciones dermatológicas, como dermatitis y/o alopecia, esto es por falta de proteína y anticuerpos que protegen la barrera de la piel. También, se afecta la función renal, la absorción intestinal y muchos pacientes que a lo largo desarrollan enfermedades a nivel pulmonar, ya sea bronquiolitis, síndromes broncoobstructivos o neumonía. Chicos que más grandes que desarrollan asma y muchos problemas a nivel gastrointestinal como diarrea, parasitosis y otros de enfermedades inflamatorias intestinales y principalmente aparecen las infecciones que pueden afectar a nivel neurológico, pulmonar, enteral que sería la parte abdominal, infecciones urinarias entre otras.

Finalmente, descrita la enfermedad y sus consecuencias, es importante saber cómo se trata a un chico que se ve afectado por una desnutrición, en primer lugar, el pediatra explica que "los cuadros  de desnutrición crónica tienen que ser por sobre todas las cosas con un seguimiento muy estrecho" y de esta forma "empezar a nutrirlo de una manera muy aguda, es decir con la implementación de todos los nutrientes, todas las proteínas, todas las calorías que necesita", sin embargo, esto no debe ser de una manera muy rápida porque "se corre riesgo de producir el síndrome de realimentación, donde el propio organismo reacciona contra todos estos nutrientes generando que desciendan aún más los valores de sangre importantes como el potasio, el magnesio, el sodio, el fósforo y los demás elementos troncales a nivel nutricional". Entonces, "siempre se tiene que renutrir al chico de una manera escalonada, lenta, introduciendo los alimentos de a poco. En pediatría lo que se hace en primera instancia es con fórmulas lácteas que vendrían a ser nuestros ‘medicamentos" y dependiendo la necesidad y el tipo de enfermedad que el chico tenga va tener que ir nutriéndose con las diferentes tipos de clases de proteínas". Es importante destacar que estos niños van a tener "un intestino sin funcionar, que específico para la absorción de los nutrientes, entonces tenemos que recuperar este intestino para que aprenda nuevamente a realizar este ciclo de nutrición". En cuanto a los chicos con desnutrición severa que requieren una internación el médico informó que "recuperarlo nutricionalmente de la parte aguda lleva un lapso aproximado de 20-25 días, pero generalmente los chicos que tenemos internados no solo cursan con una malnutrición, sino también infecciones, problemas renales, intestinales, pulmonares, etcétera, entonces, eso estira un poco más el tiempo de internación". 

En conclusión, tanto los números expuestos por UNICEF, como el testimonio del médico del Hospital Perrando, revelan  una crisis alarmante de desnutrición infantil en el país y particularmente en la provincia, exacerbada por la pobreza y la insuficiencia alimentaria, es decir no solo una condición médica, sino como una manifestación de las profundas desigualdades económicas que afectan a millones de niños.

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Por Carla Portaluppi

Periodista