Carlos Alabe resalta la importancia del aprendizaje en las cárceles: "Enseñar libera hombres"
Carlos Alabe brindó cursos a reclusos en el año 2007 y raíz de esa experiencia aseguró que: "Enseñar es algo pasional, fabuloso y placentero para los que nos gusta trasmitir conocimientos, aprendizajes u oficios y una de las experiencias más lindas que tuve en mi vida fue hacerlo en una cárcel, más precisamente en la Alcaidía de Resistencia donde junto al Patronato de Liberados desarrollé el Curso: Auxiliar en Construcciones a un grupo de internos allá por el año 2007".
A casi dos décadas de aquel curso contó que "la idea era enseñarles un oficio para que cuando terminen de saldar su deuda con la sociedad, puedan vivir dignamente con el maravilloso oficio de albañiles".
"La experiencia fue tremendamente positiva ya que al mostrarles cómo aprender a realizar un revoque, un contrapiso, saber leer un plano de arquitectura, colocar una abertura y un montón de otras tareas propias del arte de construir, les daba herramientas fundamentales para trabajar, vivir y llevar el pan a su casa de manera digna y sin tener que equivocarse de ruta", continuó comentando.
"Valió la pena dedicarles un buen tiempo a las clases que se hicieron por la tarde en un recinto poco agradable, pero que, si uno lo hace con amor y convicción, se pudo transformar ese frío salón carcelario en un aula para aprender y ganarle a la vida", expresó de manera sentida.
Respecto a la importancia de enseñar un oficio, Alabe contó la historia de Miguel, un hombre que salió de la cárcel y cambió su vida trabajando como albañil. "Una de estas tardes, que estaba juntando cartones y tapitas plásticas en Casa Garrahan, se me acerca uno de ellos, de nombre Miguel, ya libre, y me da un apretón de manos y un abrazo que me dejó doliendo el cuerpo por un rato, pero fue un dolor muy placentero ya que vino acompañado de un: ‘Arquitecto, usted me salvó la vida, salí de la cárcel, trabajé de albañil y pude progresar un poco, comprar mi auto y ahora soy chofer de Uber’".
