Un juez se apartó de intervenir en la Causa Vialidad contra Cristina Kirchner
Se trata de Javier Carballo, quien junto a los camaristas Mariano Borinsky y Gustavo Hornos, debía revisar la condena de seis años que pesa sobre la Vicepresidente.
El juez de la Cámara de Casación, Javier Carbajo, se apartó de intervenir en la causa de Cristina Kirchner por la obra pública. Según los argumentos del funcionario judicial, la razón fue porque ya intervino en la causa donde fue condenado Lázaro Báez por lavado de dinero.
Carbajo se excusó de revisar la condena a seis años de prisión que recibió Cristina Kirchner en la Causa Vialidad. Ahora se sorteará a su reemplazante, que acompañará a los camaristas Mariano Borinsky y Gustavo Hornos de las Sala IV del tribunal.
Estos últimos se encuentran en la mira de Cristina Kirchner, quien buscará recusarlos y apartarlos del caso por las visitas de ambos a Mauricio Macri en la Casa de Gobierno y la Quinta de Olivos.
Carbajo explicó que ya sostuvo la conexión que había entre el blanqueo y los contratos de obra pública, además de que confirmó el fallo por el cual vinculaba a Báez y la existencia de una organización criminal ""con intervención de diversos funcionarios nacionales y provinciales, que se hicieron de fondos públicos mediante la asignación discrecional de prácticamente el 80% de las obras viales adjudicadas en la provincia de Santa Cruz".
"Los responsables de tal matriz de corrupción escogieron la obra pública vial como un medio propicio para obtener el dinero del Tesoro Nacional y, por ello, convirtieron en empresario de la construcción a alguien que no lo era y no lo había sido anteriormente: Lázaro Antonio Báez", amplió el juez.
En este sentido, señaló también que en "la acusación fiscal se visualizó que la concentración económica de la mayor cantidad de recursos públicos, en materia de obra vial, tuvo un único destino, a saber, la provincia de Santa Cruz". Por eso es que dio por probado que Báez "instrumentalizó a la firma Austral Cosntrucciones S.A. para recepcionar fondos públicos y desviarlos, debiendo entonces echar mano a herramientas de lavado de activos con el propósito de darle apariencia de legalidad al dinero".
Como su fallo respecto al caso de Lázaro Báez tiene mucha similitud con el de Cristina Kirchner, para evitar "poner en crisis la garantía de imparcialidad que le asiste al acusado", el juez optó por excusarse. Según él, era su obligación hacerlo "para no comprometer, irremediablemente, el deber de imparcialidad".
