El peritaje de ADN complica cada vez más a los rugbiers
En una nueva jornada con respecto al juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, los análisis de ADN tomaron un rol fundamental para esclarecer el caso. Esta mañana, gracias al trabajo de los peritos, se pudo confirmar que varias prendas de los rugbiers tenían marcas genéticas de Fernando Báez Sosa.
Otro punto importante tocado esta jornada fueron los mensajes de chat enviados después del crimen, con comentarios de Blas Cinalli, quien se jactaba del ataque que propiciaron a Fernando y sus amigos. Se revelaron conversaciones con vecinos y amigos, dónde se encuentra a Cinalli comentando con total naturalidad los hechos ocurridos aquella madrugada. Estas evidencias causaron una particular impresión y fueron considerados una prueba altamente incriminatoria por la querella.
Volviendo a el ADN, los tres peritos que trabajaron sobre las muestras de sangre declararon sobre las manchas encontradas en la ropa de los acusados y de Fernando, así como muestras halladas en el cuerpo de Báez Sosa.
El especialista César Guida afirmó que varias prendas de los rugbiers tenían la sangre de la víctima, entre ellas la zapatilla de Máximo Thomsen, objeto que en primer momento se pensó que era propiedad del falsamente acusado, Pablo Ventura. También, confirmó que en el meñique derecho de Báez Sosa había ADN de Cinalli, el mismo que se jactó de su muerte por chat.
Esto complica cada vez más a Máximo Thomsen y a Blas Cinalli. Además de estas pruebas científicas, al menos diez testigos describieron cómo Thomsen golpeó a la víctima mientras estaba en el suelo.