Declaró Pablo Ventura, el joven falsamente señalado por los rugbiers de ser el asesino de Fernando
Además, declaró Alejandro Muñoz, jefe de seguridad del boliche "Le Brique".
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Mientras los 10 rugbiers demorados por el crimen de Fernando Báez Sosa declaraban como habían sucedido los hechos, aquella mañana en Villa Gesell, además, se gestaba un plan malintencionado que tenia como protagonista a Pablo Ventura, un joven de 21 años, practicante de remo, que no tenia nada que ver con los hechos de público conocimiento.
Pablo fue falsamente acusado por un crimen que no cometió. Ni siquiera estaba presente en el lugar del hecho. De todas maneras, días después del asesinato, y ante la atónita mirada de su padre, Pablo era llevado a la Comisaría de Villa Gesell, donde pasó 4 días injustamente aislado. Gracias a una cámara de seguridad, que mostraba que la noche del asesinato él se encontraba a 500 kilómetros de lo sucedido, Pablo recuperó su libertad.
En el tercer día del juicio, Pablo Ventura contó su versión de los hechos. Dijo que no conoció a Fernando Báez Sosa y que al único de los imputados que conocía a es a Máximo Thomsen. "Con ellos (los rugbiers) no tenía ningún tipo de trato, solo sabía quiénes eran porque éramos de la misma ciudad", dijo.
También recordó aquella mañana donde fue llevado a declarar, "Me vino a buscar la Policía a mi casa, me llevan a campana, no estaba esposado ni nada. Me sacan el DNI y el celular y me dicen que tengo que ir Gesell por el asesinato de un chico. Me esposan y me suben a un auto. En Villa Gesell me reciben y cuando llego ahí preguntaba por qué estoy ahí y ahí me explican que se me inculpaba del asesinato de un chico".
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La familia Ventura demandará a la Justicia por una suma importante de dinero como resarcimiento por los daños sufridos por esa "infundada e injusta detención", según definió su abogado patrocinante, Marcelo Olmos. Ventura y su representado consideran a su detención como "ilegitima".
SE QUEBRÓ EL PATOVICA
Alejandro "Chiqui" Muñoz, jefe de seguridad del boliche "Le Brique", se quebró al declarar recordando que "Hace 20 años que laburo de esto y nunca vi algo igual". Luego de finalizar su testimonio se retiró de la sala y, al salir, se abrazó con Graciela Sosa, madre de Fernando, y en un emotivo encuentro, lloraron los dos.
"Después de ese hecho estuve cuatro días sin dormir. En la calle veía que la gente me miraba como si yo fuera uno de los culpables", refirió Muñoz.
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