Ser mamá en pandemia: cambio de planes, privacidad y algo positivo
El coronavirus fue declarado como pandemia el 11 de marzo del 2020. Menos de una semana después, Argentina ingresó en una cuarentena dura ya que la enfermedad se estaba expandiendo a altas velocidades.
Chaco no era ajeno a esa situación. De hecho, era una de las provincias más afectadas. La enfermedad, con todo lo que acarreó trastocó los planes de todos.
Incluso de las mujeres con un embarazo avanzados, que imaginaron el nacimiento de su hijo o hija de una manera que no iba a ser posible, en un mundo que ya no iba a ser el mismo, quizás imaginando una crianza que tampoco iba a poder cumplirse.
A los naturales miedos de una madre, en especial las primerizas, se le sumaba ahora la existencia de una enfermedad desconocida, el transitar una pandemia de este calibre por primera vez y el hecho de pensar cómo será tener un hijo o hija en el medio de la presencia del coronavirus, con hospitales y sanatorios dedicados totalmente a la atención de esa enfermedad y, además, sobrecargados.
Se volvió normal un mundo con barbijos y distanciamiento social. Y quienes fueron madres por primera vez durante la pandemia podrían escribir un libro sobre el tema.
Así le pasó a Antonella, mamá de Paz, su primera hija, que nació el 2 de mayo, cuando Resistencia, la capital chaqueña, aún se encontraba en una etapa de duras restricciones, con el ingreso al microcentro vallado, con un sistema de permisos que era necesario tramitar para ir a hacerse estudios, comprar remedios y prepararse para el parto.
Antonella hasta febrero se preparaba de una manera para su parto, con diferentes actividades, pero de un mes para el otro debió reacomodarse y el último tramo de la gestación lo atravesó en la soledad de su casa con su pareja.
Para ella, la situación fue ambigua. El contexto mundial, nacional y local de absoluto desconcierto. "El nacimiento de mi hija y el mío como madre, nos encontró en un momento de total revolución", cuenta Antonella a Diario TAG , pero añade que a la vez también encontró "una calma y un silencio que nos permitió disfrutar y conocernos sin prisas, en absoluta intimidad".
Claro, es que el trajín diario al que acostumbramos también estaba paralizado y solo se movían los "esenciales".
Si bien Antonella tiene una única hija, transitó la mayor parte del embarazo sin pandemia y pensando que Paz llegaría a "un mundo normal", o por lo menos a otro mundo.
"¿Te imaginabas otra cosa para los primeros meses de crianza?", consultó este medio, sobre lo que ella respondió: "Me imaginaba compartiendo mucho más con la familia y las amistades. También formando una tribu de mamás con la que podíamos transitar este nuevo rol. Pero nos tocó hacerlo con la familia más íntima que se convirtió en nuestro sostén diario, sobre todo en los primeros días".
En ese momento, los cuidados eran extremos. Antonella y su familia los cumplieron al pie de la letra, por lo que ella cuenta que, sin minimizar la enfermedad, "no tenía miedo al contagio".
"Lo positivo fue la intimidad que pudimos tener por mucho tiempo. La oportunidad de trabajar desde la casa y seguir estando cerca de la bebé", recuerda la mamá de Paz de aquellos primeros meses en el nuevo rol, que parece que fue hace muchísimo tiempo, pero apena fue hace poco más de un año.
Hoy Paz tiene casi un año y medio y por fin comienza a disfrutar de plazas, parques y juegos, de actividades grupales, recuperando el tiempo perdido, y se lleva muy bien con otros bebés, bebés que pasaron por su misma situación, sus pequeños amiguitos y amiguitas ‘cuarentenials’.