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Viernes 7 de Febrero, 2025
 
 
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Historia de Ariel Tapia, el campeón nuevejuliense del pato

En diciembre de 2018, Ariel Tapia se consagró campeón luego de vencer en la final del Abierto Argentino de Pato. Luego de muchos años, festejó y se cansó de gritar de alegría lo que tanto añoró desde que era niño. Sus amigos y familiares corrieron a abrazarlo, quienes guardan gratos recuerdos de aquel emotivo momento. 

El octavo Pato de Plata de su carrera, tras la victoria ante El Siasgo por 14 a 11, lo colocó como un símbolo del deporte nacional. "Cada nuevo campeonato lo celebro con más ganas que nunca, porque soy consciente que cada vez me queda menos en este nivel", expresó en aquel entonces, cuando tenía 44 años.

En efecto, el pato es un deporte de alta exigencia física. Tomar el pato (pelota de cuero con seis asas) desde el suelo sin dejar de cabalgar requiere de una gran preparación y destreza. Así como el enorme esfuerzo desplegado, los deportes de fuerza tienen múltiples beneficios, sostiene la redactora de Fitnesspiratas, Karen Torres. "Se trata de deportes que mejoran la intensidad ósea, lo que disminuye el riesgo de osteoporosis o fracturas y protege las articulaciones. Se previenen lesiones, pues los músculos, tendones y ligamentos tienen menor riesgo de dañarse, al resistir trabajos de gran intensidad", apunta.

Lo conseguido por Tapia junto a Sergio Alberti y los hermanos Facundo y Nicolás Taberna en el campo 2 de Palermo es uno de los logros más importantes en la historia del Pato. La razón es sencilla, pues de las 77 ediciones que se disputaron en el Abierto Argentino, aquella fue la primera vez que una formación de 40 goles de ventaja consiguió proclamarse campeón. Nunca antes, ya sea por derrota o lesiones de algún miembro, había ocurrido.

Tapia sostiene que juega al pato por la pasión y amor que desde pequeño tuvo a los caballos. Además, señala que jamás pensó que podría alcanzar tantos logros y formar parte de este deporte. Tapia se ha mantenido alejado de los focos que caracterizan a las estrellas de disciplinas más populares. Sus inicios se remontan al campo La Guarida, ubicado a unos kilómetros de la ciudad bonaerense de Nueve de Julio.

Precisamente, en este espacio es donde les enseña a sus hijos la práctica de Pato, tal como hace muchos años lo hizo su padre, Jorge, quien trabajó durante mucho tiempo con Dante Spinacci, propietario de la chacra y uno de los personajes más emblemáticos del pato argentino.

El propio Tapia comenta que su amor por los caballos es un plus a su astucia y destreza como jinete. Cuenta que, desde que tenía 30 años, le dedica 12 horas diarias a cuidarlos. Considera que ellos son los verdaderos protagonistas del pato y que, si están bien, él puede conseguir grandes cosas.

El pato es uno de los deportes originarios de Argentina que se expandió durante el siglo XVI, bajo los dominios de España. Durante esta época, fueron muy populares los deportes a caballo creados por los gauchos, entre los que sobresalió además del pato, las carreras cuadreras y la jineteada gaucha. Fue en 1953 cuando recibió de forma oficial el título de deporte nacional.