El decálogo de Tomás Eloy Martínez: "El único patrimonio del periodista es su buen nombre"
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Tomás Eloy Martínez se convirtió en uno de los periodistas más reconocidos del país gracias a su larga trayectoria y recorrido por diferentes medios de Argentina y el mundo.
Nació en Tucumán en 1934 y falleció en Buenos Aires en el 2010, a causa de un tumor cerebral cuando tenía 75 años.
En el medio, fue puliendo su gran pluma que, además de su labor periodística, lo llevaron a publicar varias novelas, cuentos, ensayos y crónicas. Además, también fue cineasta.
En lo que refiere a su tarea como comunicador, pasó por medios como La Nación, Primera Plana y La Opinión. Durante la última dictadura militar fue perseguido y amenazado por la Triple A, por lo que se exilió en Venezuela; allí fundó El Diario de Caracas.
Luego fue director del suplemento cultural de Página 12 hasta el 95, para convertirse después en colaborador permanente de La Nación, The New York Times Syndicate y el diario El País de España. Publicó artículos en más de 200 medios de todo el mundo. También fue el primer director periodístico del noticiero Telenoche.
Esta vasta trayectoria hizo que Tomás Eloy Martínez conozca profundamente el oficio de ser periodista. No solo eso, sino que también eligió compartirlo.
Así ensayó un decálogo de acciones y valores necesarios para desempeñar la función, una suerte de manual resumido en solo 10 puntos, pero con gran contenido: el poder de la síntesis era otra de sus habilidades.
A continuación, el Decálogo del Periodista, por Tomás Eloy Martínez:
1) El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un artículo insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde parte de ese patrimonio, o todo.
2) Hay que defender ante los editores el tiempo que cada quien necesita para escribir un buen texto y el espacio que necesita dentro de la publicación.
3) Una foto que sirve sólo como ilustración y no añade información alguna no pertenece al periodismo. Las fotos no son un complemento, sino noticias en sí mismas.
4) Hay que trabajar en equipo. Una redacción es un laboratorio en el que todos deben compartir sus hallazgos y sus fracasos, y en el que todos deben sentir que, lo que le sucede a uno les sucede a todos.
5) No hay que escribir una sola palabra de la que no se esté seguro, ni dar una sola información de la que no se tenga plena certeza.
6) Hay que trabajar con los archivos siempre a mano, verificando cada dato y estableciendo con claridad el sentido de cada palabra que se escribe.
7) Evitar el riesgo de servir como vehículo de los intereses de grupos públicos o privados. Un periodista que publica todos los boletines de prensa que le dan, sin verificarlos, debería cambiar de profesión y dedicarse a ser mensajero.
8) Hay que usar siempre un lenguaje claro, conciso y transparente. Por lo general, lo que se dice en diez palabras siempre se puede decir en nueve, o en siete.
9) Encontrar el eje y la cabeza de una noticia no es tarea fácil. Tampoco lo es narrar una noticia. Nunca hay que ponerse a narrar si no se está seguro de que se puede hacer con claridad, eficacia, y pensando en el interés de lector más que en el lucimiento propio.
10) Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro.