Marco Fernández Leyes: "El conocimiento nos da la posibilidad de ser libres"
Muchos periodistas a lo largo de la historia se volcaron a la literatura, ya sea por gusto o por querer salir un rato de la redacción estructurada que requiere el periodismo. Son periodistas que generaron grandes obras dentro del género narrativo y muchos de ellos comenzaron a descubrir este lado literario hace algunos años.
Tal es el caso de Marco Fernández Leyes, un periodista chaqueño que el año pasado presentó su primer libro de cuentos y relatos llamado "Tragadero " y con quien Diario TAG dialogó sobre este proceso de convertirse en un escritor literario publicado, sin dejar el periodismo de lado.
Como ocurre en la mayoría de los casos, "la literatura fue primero pero como lector", contó Marco antes de empezar a hablar sobre su carrera como periodista: "Profesionalmente en el periodismo, yo estudié en la Cuenca del Plata la licenciatura en Periodismo, terminé de cursar en el 2003 y defendí mi tesis de grado al año siguiente. En esos años, 2001, 2002, ya había empezado algunos programas de radio y una vez que terminé de estudiar empecé a abocarme un poco más a lo que es el periodismo".
"Arranqué no trabajando en medios, sino que empecé una vez que me recibí en la docencia como alumno ayudante de cátedra en la Cuenca del Plata en la licenciatura en Publicidad, empecé con unas materias que había ahí en Opinión Pública y Ciencias Políticas y después fui a la UCES en 2005", comentó y agregó: "Cuando se abrió la UCES me postulé y ya tenía un recorrido en redacción y en algunos proyectos web que había comenzado, empecé con la parte de la docencia que la ejercí hasta el 2010 y ahí di por finalizada mi carrera docente".
El inicio en la profesión fue en 2004 cuando "junto con Fabricio Glibota y con otra colega correntina inauguramos una revista digital que se llamaba Nusquam que, de los medios formales, había un portal más en ese momento que se había inaugurado unos meses antes que era Chaco Día por Día, después vinimos nosotros y al toque nació Diario Chaco, después nació Data Chaco, pero ya con un perfil de medio, de sitio web de actualización diaria. Nuestro emprendimiento era una revista digital que se actualizaba una vez por semana y ahí escribíamos artículos de opinión sobre cuestiones locales, nacionales o internacionales y buscábamos temas de todo tipo que nos servían como un buen método de practicar escritura porque eran textos de mediana extensión, tenían de 1.500 a 2.000 palabras aproximadamente. La idea era publicar tres textos de esos por semana que podían ser crónicas, artículos de opinión, algún informe especial o lo que quisiéramos".
"Fue una linda experiencia que duró unos dos años aproximadamente y lo hacíamos solamente por amor al arte. Después cuando empezamos los tres a trabajar en lugares en los que nos pagaban, tuvimos que dejar la revista de lado porque se hacía imposible mantener todo", reconoció.
Luego, "a principio de 2006 me invita Miguel Fernández a que lo reemplace a Fabricio Glibota en unas vacaciones que él se toma en la radio y ahí entablo una relación laboral y después de amistad con Miguel que se extendió hasta que falleció el año pasado. Teníamos muy buena relación con las diferencias generacionales, de pensamiento pero nos entendimos bien, a él le gustaba como me desempeñaba yo en la radio y me invita a ir a probar a Norte. Me llamó una tarde y me dijo ‘che, Marco, ¿qué hacés mañana?’; ‘Nada, Miguel’; ‘Bueno, venite al diario y si quedás, bien, ya empezás al día siguiente’".
"Fue después del Mundial de Alemania del 2006 y como había quedado buena relación, nos pide a Fabricio y a mí que nos hagamos cargo de un noticiero súper matutino que había en la UTN que iba de 6 a 7 de la mañana todos los días. Eso duró hasta mitad del 2008 más o menos, fueron casi dos años que hicimos ese programa. Cuando iban un par de meses de ese programa y él veía que yo ya era alguien en quien podía confiar, me invitó a ir a probar en Norte y la pasé muy bien, estuve en la sección Policiales pero era en realidad un todo terreno, hacía lo que me pedían. Estaba buenísimo pero al mismo tiempo tenía una contra: que no me podía especializar en nada porque yo estaba a la tarde, entraba a las 4 de la tarde y me quedaba hasta el cierre que podía ser cualquier hora, podía ser a las 10 de la noche o como pasó en las elecciones del 2007 que salimos a las 4.45 de la mañana", contó.
Sin embargo, Marco destacó que "fueron tiempos bravos pero lindos. La verdad que fue una experiencia muy buena con gente de la que aprendí mucho. Muchos de ellos siguen hoy en cargos mucho más elevados; otros se han retirado como por ejemplo una de las personas que más respeto y aprecio en el mundo del periodismo local que es Eduardo López que era el jefe de redacción pero aparte era mi jefe en el turno tarde, un tipo espectacular. Lo menciono a él porque es la persona con la que compartía todas las tardes durante el tiempo que estuve en Norte que fueron casi dos años y después había un montón de gente más con la que estaba feliz trabajando".
Además, reconoció que "yo tenía un alma muy inquieta y me aburrí, me cansé, quería buscar otras cosas, otros desafíos, quería hacer algo distinto, ir a probar estar en otros medios, hacer otras cosas, ver otras realidades. En Norte en ese momento era jugar en un club de Primera División, en cuanto a los diarios; había mucha diferencia en cuanto a recursos, a levantar el teléfono, el acceso a las fuentes. Hoy en día las aguas están más equilibradas, internet ayudó mucho a que eso se equilibre y los nuevos mecanismos de comunicación, las redes sociales achataron un poco más esa pirámide que era el acceso a las fuentes y a la información misma; hoy es mucho más sencillo, mucho más simple, en muchos casos, no solamente en el diálogo con los funcionarios porque ellos hablan con todos, sino con fuentes anónimas o que tu trabajo llegue con la potencia que tenía la principal vidriera que era Norte. Hoy en día por suerte hay muchas más bocas de acceso a la información".
"Entonces en ese momento me fui de Norte y me fui sin tener nada seguro. Le dije a Miguel ‘me voy’ y me preguntó si tenía otra cosa, le dije que no pero le avisé con dos meses de anticipación. Me miró como ya me miraba, ya me conocía, hizo su típico gesto de negación. Como me fue bien, fui de frente con algo que quería, que me quería ir porque quería buscar otros horizontes, tuve una excelente relación con él, una amistad y profesional", sostuvo.
Y continuó: "Terminé recalando en La Voz del Chaco un par de meses más tarde. Recuerdo que en ese momento había hablando de casualidad con Martín Zurita que estaba en el equipo de la primera gestión de Capitanich y yo a Martín lo conocía ya hace varios años, de la época en la que él estaba en el Diario de la Región. En el momento en que yo andaba sin laburo, andaba buscando algún horizonte nuevo, él me dice que le pase mi currículum para mandar a la gente de La Voz del Chaco que está buscando periodistas. Me entrevisté, fui y hablé con el que era el jefe de Redacción en ese momento y el secretario, que eran Matías Masach y Marcelo Hernandez y se arriesgaron y me aceptaron. Me asignaron primero a la sección Local a la mañana y pasados unos meses directamente me asignaron con Celia Ojeda en la sección Política. Si uno tenía un tema más copado, se ocupaba toda la sección y el otro colaboraba o sino era un trabajo conjunto de elaboración de la sección".
"Fue espectacular el lugar en La Voz, no teníamos los recursos ni el sueldo que había en Norte ni muchas otras cosas pero la verdad que éramos todos vagos y minas re jóvenes, teníamos entre 22 o 23 años hasta 28 o 30 años. Éramos jóvenes pero tampoco nos iban a llevar de la oreja a cualquier lado. No tenía la edad que tengo hoy que hubiese sido otra quizás mi forma de trabajar en ese momento pero fue un lugar re lindo para trabajar. Profesionalmente por los compañeros, por la sección a la que me asignaron, me gustó muchísimo, fue una época muy linda que tenía la ventaja del respaldo de las autoridades de la empresa para publicar siempre que tuviésemos las pruebas, siempre que hubiese respaldo de lo que publicábamos, no había problema, nunca tuvimos problemas al respecto", destacó.
Continuando con la cronología, Marco mencionó que después "llegó un momento en que la situación financiera, sobre todo, me hizo empezar a mirar otros rumbos y surgió la posibilidad de este concurso que se había abierto a principio de 2009 para integrar el área de Prensa del Superior Tribunal de Justicia, especialmente para periodistas con título de grado o pregrado. Había que rendir un concurso de oposición y antecedentes, entrevistas personales con los integrantes del STJ y bueno, me presenté, había muchísima gente, amigos y amigas, gente que tenía mucha espalda. Éramos 25 candidatos en el concurso para el cargo que quedé y finalmente ingresé".
"Comencé a trabajar en 2010 y ahí estoy hasta la fecha en la parte periodística. Es un área interesante, la comunicación institucional es todo un mundo, es el otro lado del mostrador. Yo nunca había hecho comunicación institucional, siempre había estado en los medios y te enseña otra faceta, te muestra otra cara, el lado B de la información que no es ni mejor ni peor, es otro tipo de trabajo. Como hice en los medios, yo siempre intento regirme por los principios de ética, honestidad, transparencia, celeridad y calidad de la información. Me gusta que lo que produzco y lo que sale tenga la mayor calidad posible. Se consigue algunas veces, otras veces no pero siempre la intención está", aclaró.
Asimismo, remarcó que "siempre tuvimos muchísimo respaldo de las autoridades. Nosotros dependemos directamente de los jueces del Superior Tribunal, de quien cada año ejerce la presidencia. Es un trabajo muy lindo, es intenso, se trabaja mucho hacia afuera pero también muchísimo hacia adentro. Hay muchas cosas que hacemos que no necesariamente se publican, sino que es trabajo interno, de comunicación interna, de información, de manejo de distintas áreas o de preparar informes también hacia afuera y demás; es todo un área muy interesante".
Del periodista al escritor
Respecto de sus inicios en la literatura como escritor y ese proceso de pasar del periodismo a otro tipo de redacción, Marco contó que "eso fue como tantas de las cosas que hice en mi vida por fuera de lo laboral. Había empezado alrededor del 2004 o 2005 cuando terminé la facu y estaba con este proyecto web, tenía siempre la curiosidad de escribir ficción en el sentido de cuentos pero lo que pasaba es que yo tenía todo el método periodístico, hay ciertas herramientas que tiene en común con la ficción pero no son todas".
"Llegó un momento en el 2017 aproximadamente en el que me di cuenta que necesitaba ir a un lugar en el que me enseñen el método. Uno puede tener todo el talento y a menos que seas un genio que la mente se te ilumine de la nada que no lo soy, necesitaba que alguien me enseñe cómo pasar las ideas al papel con claridad, a la compu. Entonces empecé a averiguar y fue todo de casualidad. Me fui al Centro Cultural Nordeste, no recuerdo ni cómo fue que llegué pero fue toda una serie de casualidades que se dieron para que yo conociera a Mario Roldán que es docente, aparte es poeta y escritor, reconocido acá en el ambiente, tiene muchos libros de poesía, ahora también tiene uno de cuentos", comentó.
Y agregó: "Me acerco a él que dicta un taller de Escritura Creativa en el Centro Cultural Nordeste y me anoto en el taller, habrá sido en el 2017, empiezo a trabajar y le explico a él que ‘necesito hacer esto, esto es lo que quiero hacer y lo que me gusta’. Le muestro algunas cosas que tenía escritas que él tenía que evaluar y que él me dijera cómo podíamos ir mejorando, también que conociera los temas porque yo no escribo lo que él escribe, primero porque él escribe poesía y yo, narrativa y segundo porque incluso en la narrativa hay distintas temáticas que abordamos o distintos géneros. Las bases de la escritura son las mismas, pese a que son géneros distintos".
"Empezamos despacito a producir, agarro muchos textos que tenía de años anteriores y los empecé a retocar, a cambiar, algunos los modifiqué por completo y llegó un momento en el que él me insistió, habrá sido a mitad del 2018, hacía casi dos años que ya estaba en el taller, que arme un corpus con los que consideraba que eran los mejores cuentos que tenía y que los empiece a mejorar, a trabajarlos, a releerlos, a ampliarlos o reducirlos. Entonces empecé con ese proceso que desembocó al final del año pasado en Tragadero, un libro que fue posible gracias al sistema de mecenazgo de la provincia que se gestiona a través del Instituto de Cultura", destacó.
En este sentido, precisó que "es una herramienta que yo valoro muchísimo, es un sistema que tiene siglos de comprobada eficacia para la producción artística y por suerte en Chaco hay una Ley de Mecenazgo que permite el acceso a artistas de todo tipo, no solamente literarios sino que también plásticos, audiovisuales, teatrales, músicos… pueden acceder presentando los proyectos, obviamente un proyecto que tiene que estar fundamentado, que tiene que tener un porqué, tiene que ser algo sólido, no puede ser algo que esté en las nubes, tiene que ser algo concreto como esto que propuse y me aceptaron".
"Se demoró todo por la pandemia, el libro tendría que haber salido en febrero o marzo del 2020 y salió a fines de septiembre del año pasado. De todas formas me hizo realmente muy feliz porque era algo que yo no tenía pensado, no estaba entre mis objetivos realistas de la vida publicar el libro, si me decían que en cinco años iba a publicar un libro, no sé, me podían preguntar cualquier otra cosa y decía ‘sí, quiero hacer’, pero no porque no me gustase, sino que lo veía algo tan lejano, tan inalcanzable que no me parecía", relató.
El escritor publicado
Marco Fernández Leyes contó cómo fue el proceso para publicar "Tragadero " con la ayuda de la Ley de Mecenazgo: "Hay todo un camino burocrático que hay que seguir que eso lo establece la ley: primero hay que presentar una nota en el Instituto de Cultura; ahí te aceptan esa primera propuesta donde vos presentás tu idea y decís por qué querés hacer, presentás un currículum artístico, decís de qué va a tratar tu obra; si pasa esa primera nota, una vez que la aprueban, si es que la aprueban porque la pueden rechazar, han habido casos en los que no cumplían con las pautas mínimas de las condiciones que tienen que tener en este caso los libros, tienen que ser libros de un solo autor, no pueden ser de coautorías ni obras grupales, hay una serie de pautas que se establecen".
"Después empieza el proceso de los trámites que son más burocráticos, son cuestiones que tienen que ver con el tema del dinero porque el dinero que se te transfiere, se te asigna un monto de dinero, hay escalas de fondos que se asignan a los proyectos y esos fondos son de uso exclusivo para esto, te los depositan en tu cuenta. En este caso yo había hablado con Contexto, tengo una relación de hace como más de 20 años, como 25 años con Rubén, desde el momento en el que estaba en otra librería muy conocida de la ciudad. Yo le había propuesto esto a Rubén, él me había dicho que sí y, se hecho, originalmente el libro lo iba a editar sin el apoyo de Cultura pero no porque no quisiera, sino porque no sabía que tenía la posibilidad, entonces iba a hacer una gestión por mi cuenta, la condiciones ya son otras porque es la librería la que corre con el riesgo financiero de que el libro no se venda, también las condiciones para el autor son otras. Entonces le pido el presupuesto a él, me da el monto que me iban a asignar, lo presento, se conforma todo, me dan la plata, yo le pago a él y él me da el libro, eso es básicamente en resumidas cuentas", comentó.
Al respecto, destacó que "la ventaja de este sistema es que yo preservo la propiedad de la obra, lo único que yo hice fue llevarle y decirle a él ‘quiero que me imprimas x ejemplares que era lo que vos me dijiste que podías imprimir con esa plata’. Una vez que termina esa relación contractual yo puedo ir con el libro a pedirle a él, como lo he hecho, que me haga una nueva impresión o ir a cualquier otra editorial o si me llama una editorial más grande y me dice ‘queremos sacar 5.000 ejemplares de tu libro’, yo tengo los derechos y puedo llevarlo".
"De la otra forma, como la empresa corre con el riesgo financiero, se asegura que se puedan imprimir los libros solamente con ellos durante cinco años, después de ahí si querés renovás o te vas con otro pero también las cuestiones del porcentaje que se queda para el autor, el porcentaje que se queda la empresa son otros y que es lógico porque es la empresa la que no tiene asegurada la ganancia o el recupero de la inversión que hizo como sí ocurre en este caso", precisó.
En este sentido, sostuvo que "el negocio fue redondo para todos: yo pude imprimir el libro, la empresa pudo cobrar el pleno de lo que tenía que cobrar y Cultura ayudó a que haya una obra más", y detalló que Tragadero "es un libro que básicamente tiene cuentos sobre todo de ciencia ficción y literatura fantástica y hay algo de realismo, más que nada transita esos géneros que son los que a mí me gustan leer y obviamente después se transmiten al escribir".
La elección de los cuentos y relatos
En otro tramo de la entrevista, Marco explicó la elección de los cuentos y relatos para publicar su primer libro: "No tengo los recursos teóricos ni tampoco una idea todavía para una novela que sí me gustaría escribir ahora que me saqué el miedo de publicar un libro de cuentos y relatos breves. Primero que no tenía una idea para una novela y la forma de abordar una novela es totalmente a un cuento o a un relato. El cuento no precisa de muchos personajes, puede tener uno solo, puede tener dos, es mejor si no se profundiza tanto en los personajes para no dispersar, para no irse por las ramas del árbol, sino que se mantenga el hilo conductor de un sólo tema. Es la ventaja de que sea una redacción corta que puede ser desde una palabra hasta 5.000 o 6.000 o una nouvelle que tenga una distancia de 7.000 u 8.000 que ya es un cuento muy largo en los estándares de hoy".
"Los cuentos que están publicados en Tragadero tienen entre 800 y 2.500 palabras, salvo una nouvelle que es un policial y se llama ‘La apuesta’ y es el cuento más largo de todos pero ahí la dinámica ya es distinta. Cuando vos empezás a estirar la historia, a estirar el relato, necesitás completar los huecos que va dejando, tiene que darle contenido y agregarle solidez y eso se logra con capítulos para contar historia que complementen a la historia central, desarrollar los personajes, agregar más personajes, secundarios, terciarios, personajes que tengan alguna justificación en la trama, contar historias que después van cerrándose para darle forma a la historia central. El cuento tiene una sola historia, no tiene historias que sean divergentes ni historias paralelas y si las llegase a tener, que no es recomendable hacerlo, tiene que ser muy superficiales, la extensión del texto no permite profundizar demasiado, entonces uno tiene que ingeniárselas para darle toda la profundidad en una extensión como es la de un cuento corto", aclaró.
Al respecto, precisó que "elegí ese formato porque lamentablemente hoy en día no nos acostumbramos a leer muy extenso, cada vez cuesta más. El uso del celular, el asedio constante de estímulos sensoriales hace que nuestra capacidad de concentrarnos se vea reducida, entonces eso afecta la efectividad de un texto. Si yo te doy un cuento que podés leer en 15 minutos, seguramente lo vas a leer; pero si te tenés que sentar a leer una novela que tiene 1.340 páginas del enfermo de Alberto Leiceca, ahí le tenés que dedicar meses de lectura, no 20 minutos porque en 20 minutos hiciste dos páginas".
"Hay pocas personas que se arriesguen a agarrar una novela. El estándar de una novela es entre 200 y 400 páginas que son novelas breves incluso, es porque la gente no tiene tiempo. Entonces yo prefiero ofrecer una producción que se pueda consumir, que se pueda leer rápido, que resulte atrapante y que deje alguna reflexión. Por lo general, el cuento clásico, tradicional tiene ese final abrupto que se mantiene hasta el día de hoy y después está el relato que te deja un final abierto. El cuento tiene final abrupto, termina con alguien que muere, que pierde, que gana, que vive, que nace, lo que fuera pero es un final en modo perfecto. Es esa dinámica la que me llevó a pensar en esta forma como la más efectiva", sostuvo.
Además, contó que "los cuentos me resultan interesantes porque te permiten desarrollar ideas que resultan en cuentos pero difícilmente resultasen en novelas. Que funcionan, que tienen muchos puntos que obligan a quien lee a completarlos, ahí está la efectividad. La ventaja del cuento es que tiene puntos oscuros donde el autor no entra, dice ‘pasa tal cosa’ y el personaje, supongamos, se fue a comprar carne, volvió con la pierna quebrada y no te explica, te cuenta toda la historia, de repente aparece con la pierna quebrada y te cuenta toda la historia a partir de que aparece con ese problema, pero ¿por qué apareció así? Que no lo explique genera que el lector genere toda una ramificación de pensamiento que le da riqueza al cuento, que obligan a que el lector sea activo, las novelas también ponen a los lectores en modo activo; pero el cuento está lleno de manchones negros, donde la luz narrativa no se posa, le dan una riqueza que a mí me gusta mucho. Me encantaría escribir una novela pero es un desafío que por el momento me resulta muy grande".
"Tragadero" y sus lectores
Marco también se refirió a la recepción que tuvo "Tragadero": "Fue muchísimo mejor de lo que yo esperaba, de gente que conocía que siempre la gente que uno conoce por empatía te dice que está bueno pero más allá de que les agradezco a todos los que me conocían y que me dijeron que les gustaba, gente que conocía y que no leía el género, que no leía cuentos, ni ciencia ficción ni literatura fantástica, que no los entendían y claro, hay cosas que no están muy claras en los relatos".
"En general la recepción fue muy buena, vendí muchísimos más ejemplares de los que yo creía. La tirada original eran 300 ejemplares, yo dije ‘vendo 30 y estoy feliz’ y llevo vendidos hasta el momento unos 140 o 150 más o menos, así que estoy re contento", reconoció y contó que "por la cuestión de las redes sociales y demás que lo promocioné bastante, me ha comprado gente de Santa Fe, Río Negro, la provincia y la ciudad de Buenos Aires, de muchas localidades de Chaco, Misiones, Formosa, Corrientes… muchos lugares de gente que no me conoce, que no eran familiar ni amigos, sino que eran contactos que tenía por el periodismo, en la SADE o era gente que se enteraba del libro, que leía alguna cita, algún breve que hacía yo y que le interesaba y me pedía el ejemplar".
Asimismo, enfatizó en que el libro "sigue en venta en Contexto, me lo pueden pedir a mí, sigue moviéndose. Lo que siempre digo de los libros es que no vencen, entonces no hay problema, siempre está y por eso siempre tenemos que estar dispuestos a leer lo que caiga en nuestras manos, no importa que sea un libro editado ayer o en 1300, si nos resulta atractivo, el libro va a estar ahí para que lo leamos y eso creo que es algo mágico, que no ocurre en muchos casos con otras artes porque el libro está ahí, incluso en las traducciones se puede llegar a perder algo pero de todas formas está ahí, está disponible y es algo que no vence en cuanto a que sigue accesible para ser ingerido intelectualmente y no se vence tampoco en cuanto a que no se doblega, eso en doble sentido".
"A la libertad"
En "Tragadero", Marco agradece y dedica su libro "a la libertad", algo que fue consultado por este medio y el periodista escritor explicó: "La libertad lo es todo, no somos nada si no hay libertad y no solamente la libertad física que implica que nos podamos trasladar o no, no porque no se quiera sino porque podemos tener algún problema físico que nos impida movernos, no por una cuestión sanitaria como ocurre en este momento o por una cuestión de que hayamos tenido problemas con la ley y estemos privados de la libertad. Pero la libertad está siempre acá, en nuestra cabeza, en nuestra mente, eso nunca hay que perder y ahí ninguna dictadura, ninguna autocracia, ninguna tiranía, ninguna peste, nadie se nos puede meter en la cabeza y coartarnos la libertad de pensar, eso hay que valorarlo siempre".
"Lo único que nos queda es la libertad de pensar y de creer; y esa libertad, el ser libre únicamente la da la mente y después se transfiere a lo físico, únicamente la da la educación formal o autogestionada cuando vamos siendo más grandes pero siempre saber que el conocimiento es lo que da libertad. Eso tenemos que tenerlo muy presente en una época en que el conocimiento está muy menospreciado, donde lo efímero, lo instantáneo, la fama de momento, la cultura del like… la única verdadera libertad es el conocimiento, sin libertad no somos nada, seríamos solamente animales en estado salvaje", consideró.
¿Un nuevo libro?
Respecto a un futuro libro, Marco contó que "los últimos cuentos incluidos en Tragadero son de finales del 2019, desde ese momento para acá escribí más cuentos y relatos. Mi idea es armar un nuevo corpus de relatos y de cuentos para hacer un nuevo libro. Quisiera primero, una vez que superemos los problemas sanitarios, poder presentar Tragadero como corresponde porque por el momento lo presenté de manera virtual y quisiera poder hacer una presentación física. Tengo invitaciones para hacerlo acá, en la SADE, en Misiones, también en Corrientes, en distintas ciudades de la provincia pero no podemos hacer nada de eso ahora. Quisiera primero encararlo ahí y una vez que eso esté, sí ya pensar en arrancar el otro, lo que no quiere decir que no esté produciendo".
"Ya publiqué un cuento inédito en mi blog que no estaba en Tragadero, un cuento que se llama ‘Montolivo ’ que es bastante particular, fantástico y quien quiera puede entrar al blog y ver, va a encontrar un par de cuentos y cosas que subí, algunos análisis literarios con las obras que me gustaron", indicó.
Además, mencionó que "mi idea es, si todo va bien, a final del 2022 o principio del 2023 poder ya tener el material suficiente para publicar. El libro me genera a mí mucho respeto y creo que cada vez que publicamos algo, más que empezar a sacar a lo loco un libro tras otro, importa la calidad, como en cualquier obra artística. Hay autores que tienen la capacidad de producir excelentes obras, dos o tres por año, lo felicito; hay otros que no, que lo hacen meramente para aumentar el volúmen de cosas que publicaron y para su ego pero la calidad no va por ahí. Y en mi caso que soy un total nobel en todo esto más aún, no puedo decir que voy a sacar un libro tras otro porque tengo que poner muchísimo empeño en que lo que produzca tenga cierto estándar de calidad y que sea acorde a lo que quiero mostrar".
Asimismo, Marco comentó sus otras facetas artísticas: "El medio artístico estuvo presente en distintas formas en mi vida, entonces esto de la parte creativa fue como algo que nunca hice; yo había incursionado en la música, en el heavy metal como guitarrista de bandas, después en el blues, también en la parte teatral que había incursionado desde 2013 en Galatea y ahora estoy en Sala 88 con Ulises Camargo. Volví a esa fuente que también me gusta mucho, en el teatro soy un aprendiz total y lo hago porque me gusta el desafío; si bien hace ocho años empecé, durante casi cuatro no hice nada y es volver a aflojar los engranajes de un arte que me resulta fascinante y que me cuesta mucho porque nunca lo hice pero que me da mucha gratificación y la música ni hablar, es algo que hago hace muchísimo y medianamente la pude hacer mejor o peor pero la conozco".
"Después está la literatura que era algo que jamás había hecho y que también me resultaba interesante el desafío de conocer, de aprender porque únicamente somos libres cuando conocemos y el conocimiento es lo único que te permite tener curiosidad, cuestionar. En la ignorancia nadie se cuestiona, por eso es tan peligrosa la ignorancia y lleva a la falta de libertad porque no nos cuestionamos nada, no cuestionamos el estado de las cosas, no nos cuestionamos a nosotros mismos. El conocimiento nos da la posibilidad de ser libres, de cuestionarnos y de aprender", finalizó.
¿Cómo conseguir "Tragadero"?
Los interesados en ser parte del mundo de "Tragadero", pueden contactarse con Marco Fernández Leyes a través de su e-mail [email protected], del blog en este link o pueden dirigirse a la Librería Contexto.
Por último, Marco agradeció por el libro "a Mecenazgo y a Contexto", y deseó "¡feliz día del periodista para mis colegas! Espero que tengamos mejores momentos profesionales, que nos esforcemos por ofrecer información de calidad, es nuestro deber".