El regreso de Tania a El Impenetrable, la tierra de sus bisabuelos
Tania no lo sabe. Pero en su genealogía -como la de la gran mayoría de los yaguaretés del Gran Chaco Argentino- hay historias de muerte y desencuentros. De cachorros huérfanos que perdieron a sus progenitores a mano del cazador y de crías separadas que terminaron en distintos zoológicos, en algunos casos, como sus bisabuelos en el pasado.
A fines de la década del ’80 dos cachorros de tigre criollo que fueron rescatados en Formosa fueron trasladados a un zoo de córdoba donde se reprodujeron en cautiverio. Ya no hubo muerte para ellos, pero si nuevos traslados para sus descendientes, que siguieron con sus vidas en cautiverio. Surgieron así nuevas cruzas, hasta que nació Tania en Mar del Plata, tres generaciones después.
En 2016, cuando ya tenía 5 años Tania fue incorporada al proyecto de reintroducción del yaguareté, en Isla San Alonso, Esteros del Iberá. Ella tuvo el mérito de ser la primera hembra en reproducirse en Iberá. En junio de 2018, a casi 70 años de haberse extinguido el jaguar en Corrientes, nacieron sus crías "Arami" y "Mbarete".
Desde entonces la historia comienza a reescribirse con matices diferentes. Los cachorros a diferencia de su madre ya no terminarán sus vidas en un zoo. Tuvieron la suerte de nacer en semi cautiverio y ahora están muy próximos a descubrir cómo es la vida en libertad, del otro lado de la cerca en los Esteros del Iberá.
Este podría ser un buen final, pero ahí no termina la cosa. A esta historia le falta lo mejor: de a poco el círculo va cerrando en la dirección correcta para el lado del punto de partida. Sin proponérselo, por derrotero de la vida, por derecho propio y por linaje, Tania está de regreso en la tierra que vio nacer a sus bisabuelos: el Impenetrable.
Recientemente compartió un corral de junta de una hectárea –en una experiencia inédita en el mundo- con un ejemplar salvaje, el espíritu del monte chaqueño, Qaramtá, "el que no puede ser destruido", en lengua Qom. Tania fue trasladada del Iberá, al Impenetrable, con una trascendente misión: la de ser hembra reivindicadora de su especie y fecundar el camino, para el regreso del majestuoso yaguareté.
Ahora, el tiempo dará su veredicto y pronto dirá si hay descendencia para Tania y Qaramta. Hay algunas dudas, pero también algunas certezas para las futuras generaciones: ya nunca un animal salvaje deberá ser encerrado en un zoo. Pachamama reclama a sus hijos, que nunca debieron partir. El Impenetrable clama por el regreso de los yaguaretés.